Juan José García del Hoyo, Presidente del CES: «Espero que esta Huelva despierte»

Juan José García del Hoyo es Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Sevilla y Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la misma Universidad. Nació en Huelva en 1963.

Sus padres le enseñaron desde pequeño a ponerse al servicio de los demás e implicarse en el bienestar de sus convecinos, en las cuestiones que afectan a los onubenses. Cree que la sociedad debe mejorar día a día, y en que todos somos responsables de impulsar ese cambio. Por eso fue uno de los estudiantes que promovió la creación de la Universidad de Huelva, organizando las movilizaciones que condujeron a la manifestación del 3 de marzo de 1988.

Es Presidente de la Agrupación de Interés por las Infraestructuras y Presidente del Consejo Económico y Social (CES) de Huelva; ha publicado un libro titulado: Liberalización y sobreexplotación pesquera en la Andalucía atlántica de la primera mitad del siglo XIX y es autor de 200 publicaciones entre artículos, monografías y obras colectivas.

 

Estamos en plena aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, ¿Cuál es el trato recibido por la Provincia en ese reparto territorial y cuál el aportado por la Junta de Andalucía?

—Según un análisis hecho por parte del Consejo Económico y Social (CES) estamos por debajo de la media española desde los años 70, bastante por debajo. Algunos años hemos llegado al 2% de la inversión media por habitante, es demencial. Si eso ocurre un año y al siguiente se compensa no existe problema, pero cuando se va a acumulando esa situación vamos percibiendo cómo nos hemos quedado por detrás del resto del País. Todas las provincias han ido mejorando en comunicaciones, en la red de cercanías, etc. mientras no-

sotros hemos perdido recursos.

—Esos recursos ¿de dónde tienen que venir?

—Del Gobierno Central fundamentalmente las grandes infraestructuras, en temas ferroviarios hemos descendido un 40% en los últimos 30 años mientras que España ha crecido un 340 por cien. Somos la última provincia en España y la última provincia en Andalucía.

—¿Eso qué significa?

—Que nuestras empresas tienen barreras para competir en igualdad con empresas de otras zonas y que nuevas inversiones es difícil que solucionen Huelva. Es la pescadilla que se muerde la cola, cada vez somos más pobres y estamos en una espiral de pobreza que nos está provocando que no seamos capaces de salir de la crisis. Estamos en descenso.

—¿Existen estudios que avalen esto?

—Hacemos predicciones trimestrales de cómo evoluciona el mercado del trabajo que demuestran que no tenemos desde hace 4 años fuerza para decir que estamos remontando, al contrario: tenemos que decir que estamos llegando abajo. Cuando un trimestre vemos un dato más favorable, el siguiente nos llega el mazazo de que vuelve a caer algún indicador como consecuencia de que no podemos competir. No se están creando más empresas, no hay inversión externa a la Provincia que venga del sector privado porque falta la inversión pública. Lo único que nos ha quedado es el Puerto que está clasificándose y que está aportando algo, pero no solo es el Puerto el que tiene que competir.

—¿De dónde tienen que llegar los cambios?

—Los cambios necesarios deben comenzar por una inversión pública que compense el déficit acumulado y eso significa carreteras, con una nueva conexión con Extremadura que permita la salida de productos a través de la Vía de la Plata; significa infraestructuras ferroviarias, al menos una línea moderna del siglo XXI y no una del siglo IXX que es la que hay con Sevilla, y una modernización de la Huelva—Zafra para no tardar 4/5 horas en llegar a Extremadura, que es una verdadera aberración y está provocando un subdesarrollo no solamente en la sierra sino en el Andévalo que podría estar comunicado con la capital perfectamente por ferrocarril. ¿Quién va a coger el tren así para subir a la Sierra? El tren vertebraría media provincia uniendo la zona costera con la Sierra. Y ya el AVE es el colmo, en el 92 éramos la provincia de toda España que teníamos más cerca el tren de alta velocidad. Parecía que era inminente completar la conexión con la costa. Por eso se realizaron grandes inversiones en hoteles, pensando en esa posibilidad y aún seguimos siendo la provincia de todo el Estado que tarda más tiempo en llegar por ferrocarril a Madrid. Nosotros y Almería somos los últimos pese a estar en una distancia intermedia.

—¿Mejoras?

—Es absolutamente necesaria una mejora de esas comunicaciones, la vía es única y eso provoca paradas muy largas en puntos como La Palma. El Puerto va a invertir unos 5 millones de Euros para hacer dos apartaderos para que sus trenes de cercanía no bloqueen el paso por la vía que es del siglo diecinueve con dos curvas inmensas en el Aljarafe antes de llegar a Sevilla que hace que se invierta sólo en ese tramos dos tercios del tiempo del total del viaje. Por eso el trazado del AVE corrige estas deficiencias y planifica una vía doble para solucionar el tráfico doble lo que haría del ferrocarril un transporte más competitivo que el propio coche para ir a Sevilla y a los pueblos de la ruta, eliminando riesgos y permitiendo hacer cercanías o medias distancias. Así tendríamos una conexión ferroviaria acorde con los tiempos que es lo que existe en toda España.

—¿En carreteras?

—En carreteras hablamos de la 435 que se comenzó su desdoblamiento pero que ahí se quedó. La expansión minera en los últimos cinco años está provocando un incremento en el tráfico de camiones que no se está solucionando, se está colapsando y si empieza la producción al máximo nivel las estimaciones son de un camión saliendo por esa carretera cada cuatro minutos. En cualquier momento que se pudiera producir algún parón la conexión con Extremadura y con el interior estaría bloqueada.

—Queda claro que la solución de la economía onubense pasa por el desarrollo de las infraestructuras. ¿Cuáles serían las recomendaciones para iniciar ese crecimiento? ¿Qué papel juega el onubense?

—El Puerto de Huelva ha propuesto invertir diez millones de euros en modernizar la Huelva—Zafra y parece que este año podría haber una partida de ADIF que acompañe esa inversión, cosa que en años anteriores se había negado. Con eso tendríamos una parte de la inversión necesaria. Pero el onubense tiene que concienciarse de la situación, no se puede dejar engañar por los cantos de sirena que muchas veces nos lanzan, tenemos que ser conscientes de que estamos muy mal, y crear una única entidad en la que se sienten todos los partidos y fuerzas sociales de la Provincia para hacer una hoja de ruta que se cumpla. Eso pasa en Almería y Granada.

—Existe la Diputación y la Subdelegación del Gobierno, incluso otras administraciones que podrían liderar esa iniciativa.

—En Huelva eso no se ha conseguido nunca, y parece que a los partidos políticos les ha funcionando bien en los últimos 30 años que han estado alternándose en el poder. Cuando ves las inversiones per cápita en Huelva desde hace 50 años, hasta el 76 estamos en la media española, a partir de ahí, con la democracia, empieza a hundirse, sólo dos años hemos estado por encima de la media.

—¿Cuál es el papel de la sociedad civil?

—Como investigador de la realidad, mi percepción es que Huelva perdió peso con la capitalidad. En los 60 se duplicó la población pero la mitad de esa gente llegaba de los pueblos y el fin de semana se volvía a ellos; todo el movimiento económico lo hacía a través de su pueblo, desde pintar su casa hasta, incluso, el repostar gasolina en su coche. La ciudad estaba atomizada en barriadas dispersas y no había conciencia de sociedad. El cariño por tu tierra te lo dan tus abuelos y aquí eso se perdió, la mitad de la población no tenía conciencia de ciudad y si la capital no tenía esta conciencia y orgullo de ciudad, tampoco la provincia. Nunca hubo una planificación y un interés común, siempre fueron acciones aisladas que no han conformado ese sentimiento necesario para el crecimiento colectivo de la Provincia. Todo esto hace que seamos poco reivindicativos.

Ahora ha llegado el momento, creo que con la tercera o cuarta generación de onubenses criados aquí con una preparación superior, más formados y, aunque les falte información, existe ahora esa posibilidad, la de movilizar a la sociedad civil.

Según mi criterio hay tres males en Huelva. Uno, los políticos, que han sido poco reivindicativos, sumisos con los poderes externos a la Provincia. Pero los políticos se mueven por impulsos, por la presión externa y esa presión les tiene que llegar desde la sociedad. Para ello es necesaria la información, que no les llega y eso tiene dos responsables, el que tiene la obligación de generarla y no lo hace, y también los medios de comunicación que tienen la misión de difundir esa información. Aquí eso falla. El problema de Huelva en conjunto es su propia sociedad civil.

—¿Cómo ve desde su perspectiva la situación de las familias?

—En Huelva hubo una época dorada en la que, con la expansión inmobiliaria, las familias crecieron económicamente teniendo una capacidad de gasto que anteriormente no tenían, lo que provocó que muchos jóvenes dejaran de estudiar y se dedicaran al ladrillo. Luego, con la crisis, se nos plantea lo que pasaba diez años antes: que no hay alternativa, que las tecnologías han afectado a muchos sectores, que donde antes en el Polo Químico trabajaban cinco ahora trabaja una persona y además con una preparación media alta, que en la minería donde trabajaban cincuenta ahora lo hacen diez trabajadores. Todo eso hace que exista una población sin alternativa de empleo. En los últimos siete años hemos perdido cuarenta mil empleos netos en la Provincia, pero además al haber crecido diez mil empleos en la agricultura, la realidad es que la pérdida se sitúe en 50.000 puestos de trabajo. El peso del trabajo en agricultura es tremendo pero su salario medio anual son unos 7.000 €, lo que quiere decir que hemos cambiado un empleo en el sector servicios o de producción industrial con un nivel medio de 40/50.000 € por salarios de 7 mil. Es decir cada uno de esos empleos en agricultura son 0,15 empleos equivalentes, que la renta que tiene ese empleo tiene que sumar 7 empleos para que sea comparable con cualquier otra actividad.

Tenemos un indicador que es la renta declarada y Huelva y los pueblos de alrededor están en el 50% de la media nacional.

—¿Podemos comprometer a los políticos a actuar?

—Tenemos unos recursos naturales que son el sol y el agua que están infrautilizados. Somos una de las provincias con menor superficie de regadío de España siendo una de las que más agua tiene, lo que responde a una falta de infraestructuras. El canal de Trigueros, que se anunció el otro día, se podría hacer en seis meses y sin embargo se ha dado un plazo de 2 años para redactar el proyecto. Mientras, los políticos, aunque el agua llegue dentro de 6 o 7 años, se felicitan unos a otros por lo conseguido. Tiene que haber más compromiso.

—¿El futuro en ese campo?

Lo que deja dinero no es la agricultura, es la transformación de los productos agrícolas, los preparados de 4ª o 5ª generación, que es lo que crea mejor empleo. ¿Quién vive mejor: el que coge la fresa en el campo o el que está en la cooperativa manipulándola? Tiene más renta el que está en la Cooperativa que además, tiene un trabajo más cómodo. Tenemos pocos empleos de este tipo, pero para crearlos hace falta mejorar las comunicaciones y conseguir que la terminal de una fábrica se instale aquí para que el producto del campo se manipule aquí y llegue a su destino para poder consumirlo. Es significativo los polígonos industriales que existen en la autovía 92, la mayoría están en la provincia de Sevilla.

—¿La Universidad debería ser protagonista para una nueva economía en Huelva?

—La Universidad ha aportado mucha investigación que se ha puesto en funcionamiento en distintos proyectos que están funcionando en el Parque Huelva Empresarial. Se puede hacer más, pero para tener investigadores es necesario presupuesto, para tener presupuesto tienes que tener renta y si no hay renta difícilmente podemos tener presupuesto. Si los Ayuntamientos tuvieran más recaudación podría haber más dinero para inversión, aunque es cierto que la I+D en el extranjero la hace el sector privado pero aquí estamos acostumbrados a que la hagan las entidades públicas, la Universidad fundamentalmente, pero los planes de investigación del Ministerio han caído a un 20%. La Universidad está haciendo algo; no todo lo que debiera, podría hacer muchísimo más. La mitad de la Universidad son personas que están vinculadas fuera de Huelva, que vienen, dan sus clases y se marchan, por eso no tomamos más el impacto de esa actividad investigadora.

—¿Todo esto se traduce en empobrecimiento?

—Todo es renta, claro está. Cada vez vamos a mayor empobrecimiento. Cuando la renta per cápita va reduciéndose, significa que el que no ha perdido su empelo sigue ganando lo mismo que hace 10 años, pero que hay mucha gente que gana menos o no está ganando nada. El porcentaje que está ganando menos que hace diez años se ha incrementado de una forma notoria. Y la pena es que además, no tenemos estadísticas a nivel local que te permita cuantificar esa situación.

—¿Hay que incrementar las ayudas de instituciones públicas y privadas a las familias?

—La labor de Ayuntamientos, otras instituciones y la de Resurgir por ejemplo, hace que haya una renta mínima de subsistencia y que las personas puedan estar por lo menos consumiendo y viviendo. En un entorno familiar de pobreza la prioridad no es la formación de los niños, ni el comprar unos libros; si se van solucionando algunas cuestiones eso permite que las personas vayan luchando por salir de ahí y que no se pierdan las esperanzas y las expectativas. Hay un dato significativo y es que una mayoría de los estudiantes de Huelva no ven su futuro laboral aquí, lo ven fuera. La situación es de enquistamiento, la recaudación fiscal en la provincia nos dice que son los funcionarios públicos y parte de los trabajadores por cuenta ajena, al margen de los pensionistas, los que tributan cada uno por cinco onubenses. La economía sumergida crece más donde hay más autónomos y donde hay más empleo agrario, en Huelva hemos llegado al 18.%.

—¿Hay un mensaje de esperanza y de compromiso a la clase política?

—Si esta provincia ha sido capaz de seguir adelante en los últimos 30 años sin una inversión pública adecuada es porque hay iniciativa en la sociedad, recursos en el entorno que nos hacen seguir subsistiendo. Yo espero que este trato discriminatorio con Huelva se vaya terminando, que esta Huelva despierte, que se mueva la sociedad. Yo llevo 4 años volcado en eso, ya soy la bestia negra para algunos, pero tengo que decir que cuando cambie el color seguiré diciendo lo mismo y mi compromiso será el mismo. La gente se tiene que comprometer, es importante para Huelva, en la medida que sea, por pequeño que sea ese compromiso. Tenemos que aprovechar los medios que otros nos ponen con sus impuestos para hacer crecer a esta Provincia. Si conseguimos que la Universidad se implique esto irá cambiando y los jóvenes tienen mucho que decir, pero hay que inculcarles que si luchan podemos conseguir que esto cambie. Esa es la mentalidad que hay que buscar en la sociedad, la que ha tenido, quizá por primera vez, en el tema de Majarabique, que se ha involucrado y ha reivindicado lo que por derecho nos pertenece.

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