Equipo de Soporte de Cuidados Paliativos: ángeles en bata blanca

Equipo de Soporte de Cuidados Paliativos: ángeles en bata blanca

Equipo de Soporte de Cuidados Paliativos: ángeles en bata blanca

Tomás Camacho Pizarro es Médico, coordinador de los Equipos de soporte de Cuidados Paliativos del Área Hospitalaria Juan Ramón Jiménez y del Infanta Elena. A pesar de la disfunción hospitalaria, el dispositivo de paliativos atiende indistintamente a pacientes de estos dos hospitales. El Servicio está instalado en el Hospital Vázquez Díaz y cuenta con una zona de consultas externas y una planta de hospitalización con 19 habitaciones individuales donde  se trata a pacientes que se encuentran en la situación del final de la vida y fundamentalmente a pacientes con enfermedades oncológicas, en las que ya no son suficientes los tratamientos curativos y a los que se le aplican estos paliativos para mejorar la calidad de sus vidas, tratando de que, tanto el paciente como sus familiares, se vayan adaptando a una situación irreversible que los lleve en las mejores condiciones al final.

-En definitiva, evitar el sufrimiento.

-Evitar el sufrimiento y mejorar la calidad de vida de los pacientes que tienen ya un pronóstico de vida realmente corta pero variable. Se intenta que esos días previos al fallecimiento, que pueden ser semanas o incluso meses o años, en los que todavía la vida persiste, se pretende que transcurran en las mejores condiciones, para que el paciente pueda disfrutarlos en compañía de la familia.

-¿Hay diferencias entre lo que conocemos como Unidad del dolor y el Equipo de Soporte de Cuidados Paliativos?

-Sí, mucho, totalmente. Lo que conocemos como Unidad del dolor se dedica al abordaje del dolor crónico de todo tipo y la Unidad de Cuidados Paliativos es un abordaje integral de pacientes que se encuentran al final de la  vida, con una enfermedad incurable progresiva que no responde a tratamientos curativos y que tiene un pronóstico de vida corta.

-¿Cómo se establece la relación con el paciente?

-La mayoría de los pacientes nos llegan derivados desde Oncología, aunque también nos llegan desde otras especialidades. Ya suele ser impactante en la familia cuando se les dice que su familiar va a ser trasladado a nuestra Unidad. La alta tecnología que nosotros manejamos, a diferencia de otras unidades, soluciona comunicación y tiempo. Una consulta de cuidados paliativos no es una consulta habitual, aunque solo sea por la disposición del mobiliario, el paciente se sienta cercano al médico y a la enfermera, la familia está presente pero no es la que lleva la iniciativa de la conversación, y toda esa estrategia trata de favorecer una comunicación entre el profesional sanitario y el paciente para detectar mejor cuáles son sus necesidades de todo tipo, una evaluación global con la idea de saber cuáles son las necesidades físicas pero también espirituales, emocionales y sus necesidades de información. Queremos descubrir qué información necesita de su proceso de enfermedad para ir adecuando todos los esfuerzos de diagnóstico y tratamiento a la situación real del paciente.

-Funcionamiento, ¿Con qué personal cuenta el Equipo?

-Venimos funcionando con este modelo de atención desde el año 2011, aunque llevamos trabajando desde 1994, cuando se crea la Unidad Hospitalaria de Cuidados Paliativos y luego la Sociedad Española contra el Cáncer pone a nuestra disposición un voluntariado que nos ayuda inicialmente. Pero es en 2011 cuando el Servicio Andaluz de Salud se hace cargo de todos los pacientes. Se crean tres equipos, de atención domiciliaria, extra hospitalaria, consultas externas y a domicilio, que actúan coordinadamente con todos los recursos de atención primaria y con todos los especialistas hospitalarios. La idea es crear una red de apoyo al paciente y a la familia allí donde esté, tanto en la capital como en los pueblos de la provincia. Cada año se recorren más de 30.000 kilómetros en visitas a los domicilios de aquellos pacientes que no pueden venir hasta nuestras instalaciones.

-Números…

-Al año venimos atendiendo a unos 700 pacientes y desde el comienzo ya han pasado por la Unidad más de 3.000, que generan un  gran trabajo al atenderlos en consultas externas. Hay tres consultas para ello, atendemos a los pacientes en domicilio y tenemos consultas telefónicas gracias a las herramientas informáticas de las que disponemos. El teléfono es para nosotros la herramienta cotidiana y gracias a ello podemos poner tratamientos desde la consulta. En definitiva, muy poco personal para la gran actividad  que se desarrolla.

La planta de hospitalización tiene 19 habitaciones individuales bastante confortables que nos convierte en una de las unidades más avanzadas de Andalucía y en las que se atienden a unos 500 pacientes al año. Aquí es donde se demuestra que la familia son unos auténticos héroes.

Ahora mismo estamos atendiendo en domicilio a 230 enfermos.

-¿Qué equipo está funcionando?

-Dos médicos en planta y el personal necesario de enfermería en una planta de hospitalización que atiende 24 horas, 9 enfermeros, 9 auxiliares, celadores… y fuera de la planta tenemos 3 equipos, cada uno de ellos con personal que pasa consultas externas, y además un hospital de día que atiende a pacientes que necesitan transfusiones y otras técnicas diarias. No tenemos psicólogo de plantilla.

-¿Pero se utilizan servicios de psicología?

-En estos momentos estamos utilizando psicólogos de la Sociedad Española de la Lucha contra el Cáncer. Aunque sí tenemos una demanda continua de atención psicológica no solo de pacientes y familiares, sino también de los profesionales: vivir a diario con pacientes incurables, dando todo el día malas noticias, pasa factura normalmente.

-¿Se les puede denominar como una especie de ángeles en la tierra?

-Así nos llaman algunas personas, incluso algún medio de comunicación. Yo creo que las familias y los pacientes cuando tienen cerca a personas que les ayudan en momentos tan difíciles y con un modelo de atención tan diferenciado del que están habituados a ver en medicina, pues les llama mucho la atención y nos llaman de esa manera. Cosa que agradecemos muchísimo.

-Eso vendrá derivado del contacto tan estrecho con los pacientes.

-Claro está. Es una relación la que se establece en esta Unidad tan diferente que es muy enriquecedora para los profesionales y que llega bastante a los pacientes y a sus familiares.

-¿Les han llegado niños al ESCP?

-Afortunadamente nos han venido muchos adultos que hemos podido olvidar, pero nunca hemos olvidado a un niño, porque eso es muy doloroso. Sí está creada en Huelva la Unidad de Cuidados Paliativos Pediátricos que está ubicada en el Juan Ramón Jiménez  y que atiende a esos pequeños. Esta Unidad está coordinada con nosotros.

-¿Existen voluntarios como apoyo en este tipo de servicios?

-El voluntariado es algo que queremos fomentar porque es tanta la magnitud del trabajo, que estamos casi desbordados por esta situación y no podemos dedicarnos a poner en marcha proyectos que creemos que son interesantes. Lo que sí existe es un voluntariado en el Juan Ramón Jiménez de la Lucha contra el Cáncer que es el que nos echa una mano cuando es necesario.

-¿Algún otro proyecto?

-En muchas ciudades europeas y españolas hay un movimiento que son las Ciudades compasivas, que intenta difundir la filosofía de los cuidados. La sociedad tiene mucho miedo a la muerte porque le hemos dado la espalda históricamente y parece como si nunca nos fuéramos a morir. Lo que trata de difundir es, que siendo la muerte una realidad inevitable, la adaptación a ese futuro mediante la difusión de técnicas de cuidados a pacientes en una situación al final de la vida. La idea es poner en marcha este movimiento de Ciudad compasiva, aprovechar la experiencia de familiares de pacientes que asumieron el cuidado de ellos en su domicilio, para difundir esa cultura y que gente interesada pueda apoyar a otros cuidadores.

-¿Es suficiente el servicio para Huelva?

-Se nos ha quedado corto. La demanda que estamos haciendo a la Dirección del Hospital es de ampliación. Hoy día se invierte mucho en tecnología de diagnóstico de tratamiento, pero tenemos una población que cada vez está más envejecida, en la que las enfermedades incurables cada vez son más intensas, con mucho sufrimiento… Hemos alargado la vida para que nos dé tiempo a que aparezcan muchas patologías que ocasionan vulnerabilidad y sufrimiento, y ese sufrimiento hay que aliviarlo y hay que paliarlo. Por tanto esta Unidad es un movimiento que tiene que ir creciendo dentro de las estructuras de los hospitales para abordar el sufrimiento de pacientes que tienen mucha edad, pero también mucha patología asociada que hay que combatir.

En las instalaciones del Equipo de Soporte de Cuidados Paliativos en el Hospital Vázquez Díaz de Huelva donde nos atendió amablemente el Doctor Tomás Camacho se respira tranquilidad, sosiego, paz, amor, complicidad, serenidad, equilibrio, silencio y calma, pero sobre todo esperanza.

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Juan José García del Hoyo es Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Sevilla y Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la misma Universidad. Nació en Huelva en 1963.

Sus padres le enseñaron desde pequeño a ponerse al servicio de los demás e implicarse en el bienestar de sus convecinos, en las cuestiones que afectan a los onubenses. Cree que la sociedad debe mejorar día a día, y en que todos somos responsables de impulsar ese cambio. Por eso fue uno de los estudiantes que promovió la creación de la Universidad de Huelva, organizando las movilizaciones que condujeron a la manifestación del 3 de marzo de 1988.

Es Presidente de la Agrupación de Interés por las Infraestructuras y Presidente del Consejo Económico y Social (CES) de Huelva; ha publicado un libro titulado: Liberalización y sobreexplotación pesquera en la Andalucía atlántica de la primera mitad del siglo XIX y es autor de 200 publicaciones entre artículos, monografías y obras colectivas.

 

Estamos en plena aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, ¿Cuál es el trato recibido por la Provincia en ese reparto territorial y cuál el aportado por la Junta de Andalucía?

—Según un análisis hecho por parte del Consejo Económico y Social (CES) estamos por debajo de la media española desde los años 70, bastante por debajo. Algunos años hemos llegado al 2% de la inversión media por habitante, es demencial. Si eso ocurre un año y al siguiente se compensa no existe problema, pero cuando se va a acumulando esa situación vamos percibiendo cómo nos hemos quedado por detrás del resto del País. Todas las provincias han ido mejorando en comunicaciones, en la red de cercanías, etc. mientras no-

sotros hemos perdido recursos.

—Esos recursos ¿de dónde tienen que venir?

—Del Gobierno Central fundamentalmente las grandes infraestructuras, en temas ferroviarios hemos descendido un 40% en los últimos 30 años mientras que España ha crecido un 340 por cien. Somos la última provincia en España y la última provincia en Andalucía.

—¿Eso qué significa?

—Que nuestras empresas tienen barreras para competir en igualdad con empresas de otras zonas y que nuevas inversiones es difícil que solucionen Huelva. Es la pescadilla que se muerde la cola, cada vez somos más pobres y estamos en una espiral de pobreza que nos está provocando que no seamos capaces de salir de la crisis. Estamos en descenso.

—¿Existen estudios que avalen esto?

—Hacemos predicciones trimestrales de cómo evoluciona el mercado del trabajo que demuestran que no tenemos desde hace 4 años fuerza para decir que estamos remontando, al contrario: tenemos que decir que estamos llegando abajo. Cuando un trimestre vemos un dato más favorable, el siguiente nos llega el mazazo de que vuelve a caer algún indicador como consecuencia de que no podemos competir. No se están creando más empresas, no hay inversión externa a la Provincia que venga del sector privado porque falta la inversión pública. Lo único que nos ha quedado es el Puerto que está clasificándose y que está aportando algo, pero no solo es el Puerto el que tiene que competir.

—¿De dónde tienen que llegar los cambios?

—Los cambios necesarios deben comenzar por una inversión pública que compense el déficit acumulado y eso significa carreteras, con una nueva conexión con Extremadura que permita la salida de productos a través de la Vía de la Plata; significa infraestructuras ferroviarias, al menos una línea moderna del siglo XXI y no una del siglo IXX que es la que hay con Sevilla, y una modernización de la Huelva—Zafra para no tardar 4/5 horas en llegar a Extremadura, que es una verdadera aberración y está provocando un subdesarrollo no solamente en la sierra sino en el Andévalo que podría estar comunicado con la capital perfectamente por ferrocarril. ¿Quién va a coger el tren así para subir a la Sierra? El tren vertebraría media provincia uniendo la zona costera con la Sierra. Y ya el AVE es el colmo, en el 92 éramos la provincia de toda España que teníamos más cerca el tren de alta velocidad. Parecía que era inminente completar la conexión con la costa. Por eso se realizaron grandes inversiones en hoteles, pensando en esa posibilidad y aún seguimos siendo la provincia de todo el Estado que tarda más tiempo en llegar por ferrocarril a Madrid. Nosotros y Almería somos los últimos pese a estar en una distancia intermedia.

—¿Mejoras?

—Es absolutamente necesaria una mejora de esas comunicaciones, la vía es única y eso provoca paradas muy largas en puntos como La Palma. El Puerto va a invertir unos 5 millones de Euros para hacer dos apartaderos para que sus trenes de cercanía no bloqueen el paso por la vía que es del siglo diecinueve con dos curvas inmensas en el Aljarafe antes de llegar a Sevilla que hace que se invierta sólo en ese tramos dos tercios del tiempo del total del viaje. Por eso el trazado del AVE corrige estas deficiencias y planifica una vía doble para solucionar el tráfico doble lo que haría del ferrocarril un transporte más competitivo que el propio coche para ir a Sevilla y a los pueblos de la ruta, eliminando riesgos y permitiendo hacer cercanías o medias distancias. Así tendríamos una conexión ferroviaria acorde con los tiempos que es lo que existe en toda España.

—¿En carreteras?

—En carreteras hablamos de la 435 que se comenzó su desdoblamiento pero que ahí se quedó. La expansión minera en los últimos cinco años está provocando un incremento en el tráfico de camiones que no se está solucionando, se está colapsando y si empieza la producción al máximo nivel las estimaciones son de un camión saliendo por esa carretera cada cuatro minutos. En cualquier momento que se pudiera producir algún parón la conexión con Extremadura y con el interior estaría bloqueada.

—Queda claro que la solución de la economía onubense pasa por el desarrollo de las infraestructuras. ¿Cuáles serían las recomendaciones para iniciar ese crecimiento? ¿Qué papel juega el onubense?

—El Puerto de Huelva ha propuesto invertir diez millones de euros en modernizar la Huelva—Zafra y parece que este año podría haber una partida de ADIF que acompañe esa inversión, cosa que en años anteriores se había negado. Con eso tendríamos una parte de la inversión necesaria. Pero el onubense tiene que concienciarse de la situación, no se puede dejar engañar por los cantos de sirena que muchas veces nos lanzan, tenemos que ser conscientes de que estamos muy mal, y crear una única entidad en la que se sienten todos los partidos y fuerzas sociales de la Provincia para hacer una hoja de ruta que se cumpla. Eso pasa en Almería y Granada.

—Existe la Diputación y la Subdelegación del Gobierno, incluso otras administraciones que podrían liderar esa iniciativa.

—En Huelva eso no se ha conseguido nunca, y parece que a los partidos políticos les ha funcionando bien en los últimos 30 años que han estado alternándose en el poder. Cuando ves las inversiones per cápita en Huelva desde hace 50 años, hasta el 76 estamos en la media española, a partir de ahí, con la democracia, empieza a hundirse, sólo dos años hemos estado por encima de la media.

—¿Cuál es el papel de la sociedad civil?

—Como investigador de la realidad, mi percepción es que Huelva perdió peso con la capitalidad. En los 60 se duplicó la población pero la mitad de esa gente llegaba de los pueblos y el fin de semana se volvía a ellos; todo el movimiento económico lo hacía a través de su pueblo, desde pintar su casa hasta, incluso, el repostar gasolina en su coche. La ciudad estaba atomizada en barriadas dispersas y no había conciencia de sociedad. El cariño por tu tierra te lo dan tus abuelos y aquí eso se perdió, la mitad de la población no tenía conciencia de ciudad y si la capital no tenía esta conciencia y orgullo de ciudad, tampoco la provincia. Nunca hubo una planificación y un interés común, siempre fueron acciones aisladas que no han conformado ese sentimiento necesario para el crecimiento colectivo de la Provincia. Todo esto hace que seamos poco reivindicativos.

Ahora ha llegado el momento, creo que con la tercera o cuarta generación de onubenses criados aquí con una preparación superior, más formados y, aunque les falte información, existe ahora esa posibilidad, la de movilizar a la sociedad civil.

Según mi criterio hay tres males en Huelva. Uno, los políticos, que han sido poco reivindicativos, sumisos con los poderes externos a la Provincia. Pero los políticos se mueven por impulsos, por la presión externa y esa presión les tiene que llegar desde la sociedad. Para ello es necesaria la información, que no les llega y eso tiene dos responsables, el que tiene la obligación de generarla y no lo hace, y también los medios de comunicación que tienen la misión de difundir esa información. Aquí eso falla. El problema de Huelva en conjunto es su propia sociedad civil.

—¿Cómo ve desde su perspectiva la situación de las familias?

—En Huelva hubo una época dorada en la que, con la expansión inmobiliaria, las familias crecieron económicamente teniendo una capacidad de gasto que anteriormente no tenían, lo que provocó que muchos jóvenes dejaran de estudiar y se dedicaran al ladrillo. Luego, con la crisis, se nos plantea lo que pasaba diez años antes: que no hay alternativa, que las tecnologías han afectado a muchos sectores, que donde antes en el Polo Químico trabajaban cinco ahora trabaja una persona y además con una preparación media alta, que en la minería donde trabajaban cincuenta ahora lo hacen diez trabajadores. Todo eso hace que exista una población sin alternativa de empleo. En los últimos siete años hemos perdido cuarenta mil empleos netos en la Provincia, pero además al haber crecido diez mil empleos en la agricultura, la realidad es que la pérdida se sitúe en 50.000 puestos de trabajo. El peso del trabajo en agricultura es tremendo pero su salario medio anual son unos 7.000 €, lo que quiere decir que hemos cambiado un empleo en el sector servicios o de producción industrial con un nivel medio de 40/50.000 € por salarios de 7 mil. Es decir cada uno de esos empleos en agricultura son 0,15 empleos equivalentes, que la renta que tiene ese empleo tiene que sumar 7 empleos para que sea comparable con cualquier otra actividad.

Tenemos un indicador que es la renta declarada y Huelva y los pueblos de alrededor están en el 50% de la media nacional.

—¿Podemos comprometer a los políticos a actuar?

—Tenemos unos recursos naturales que son el sol y el agua que están infrautilizados. Somos una de las provincias con menor superficie de regadío de España siendo una de las que más agua tiene, lo que responde a una falta de infraestructuras. El canal de Trigueros, que se anunció el otro día, se podría hacer en seis meses y sin embargo se ha dado un plazo de 2 años para redactar el proyecto. Mientras, los políticos, aunque el agua llegue dentro de 6 o 7 años, se felicitan unos a otros por lo conseguido. Tiene que haber más compromiso.

—¿El futuro en ese campo?

Lo que deja dinero no es la agricultura, es la transformación de los productos agrícolas, los preparados de 4ª o 5ª generación, que es lo que crea mejor empleo. ¿Quién vive mejor: el que coge la fresa en el campo o el que está en la cooperativa manipulándola? Tiene más renta el que está en la Cooperativa que además, tiene un trabajo más cómodo. Tenemos pocos empleos de este tipo, pero para crearlos hace falta mejorar las comunicaciones y conseguir que la terminal de una fábrica se instale aquí para que el producto del campo se manipule aquí y llegue a su destino para poder consumirlo. Es significativo los polígonos industriales que existen en la autovía 92, la mayoría están en la provincia de Sevilla.

—¿La Universidad debería ser protagonista para una nueva economía en Huelva?

—La Universidad ha aportado mucha investigación que se ha puesto en funcionamiento en distintos proyectos que están funcionando en el Parque Huelva Empresarial. Se puede hacer más, pero para tener investigadores es necesario presupuesto, para tener presupuesto tienes que tener renta y si no hay renta difícilmente podemos tener presupuesto. Si los Ayuntamientos tuvieran más recaudación podría haber más dinero para inversión, aunque es cierto que la I+D en el extranjero la hace el sector privado pero aquí estamos acostumbrados a que la hagan las entidades públicas, la Universidad fundamentalmente, pero los planes de investigación del Ministerio han caído a un 20%. La Universidad está haciendo algo; no todo lo que debiera, podría hacer muchísimo más. La mitad de la Universidad son personas que están vinculadas fuera de Huelva, que vienen, dan sus clases y se marchan, por eso no tomamos más el impacto de esa actividad investigadora.

—¿Todo esto se traduce en empobrecimiento?

—Todo es renta, claro está. Cada vez vamos a mayor empobrecimiento. Cuando la renta per cápita va reduciéndose, significa que el que no ha perdido su empelo sigue ganando lo mismo que hace 10 años, pero que hay mucha gente que gana menos o no está ganando nada. El porcentaje que está ganando menos que hace diez años se ha incrementado de una forma notoria. Y la pena es que además, no tenemos estadísticas a nivel local que te permita cuantificar esa situación.

—¿Hay que incrementar las ayudas de instituciones públicas y privadas a las familias?

—La labor de Ayuntamientos, otras instituciones y la de Resurgir por ejemplo, hace que haya una renta mínima de subsistencia y que las personas puedan estar por lo menos consumiendo y viviendo. En un entorno familiar de pobreza la prioridad no es la formación de los niños, ni el comprar unos libros; si se van solucionando algunas cuestiones eso permite que las personas vayan luchando por salir de ahí y que no se pierdan las esperanzas y las expectativas. Hay un dato significativo y es que una mayoría de los estudiantes de Huelva no ven su futuro laboral aquí, lo ven fuera. La situación es de enquistamiento, la recaudación fiscal en la provincia nos dice que son los funcionarios públicos y parte de los trabajadores por cuenta ajena, al margen de los pensionistas, los que tributan cada uno por cinco onubenses. La economía sumergida crece más donde hay más autónomos y donde hay más empleo agrario, en Huelva hemos llegado al 18.%.

—¿Hay un mensaje de esperanza y de compromiso a la clase política?

—Si esta provincia ha sido capaz de seguir adelante en los últimos 30 años sin una inversión pública adecuada es porque hay iniciativa en la sociedad, recursos en el entorno que nos hacen seguir subsistiendo. Yo espero que este trato discriminatorio con Huelva se vaya terminando, que esta Huelva despierte, que se mueva la sociedad. Yo llevo 4 años volcado en eso, ya soy la bestia negra para algunos, pero tengo que decir que cuando cambie el color seguiré diciendo lo mismo y mi compromiso será el mismo. La gente se tiene que comprometer, es importante para Huelva, en la medida que sea, por pequeño que sea ese compromiso. Tenemos que aprovechar los medios que otros nos ponen con sus impuestos para hacer crecer a esta Provincia. Si conseguimos que la Universidad se implique esto irá cambiando y los jóvenes tienen mucho que decir, pero hay que inculcarles que si luchan podemos conseguir que esto cambie. Esa es la mentalidad que hay que buscar en la sociedad, la que ha tenido, quizá por primera vez, en el tema de Majarabique, que se ha involucrado y ha reivindicado lo que por derecho nos pertenece.

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A propósito de la actitud displicente del poder para con los jubilados.

¡Lástima de tribu deshonrada!,
nos han crecido con hedor el olvido,
quién vivirá con dignidad su júbilo,
quién puso la hebilla tan alta
para acabar la vida en el desaire,
quién movió la escalera.

Dónde están los guardianes de mi tribu
ahora que muerde la sinrazón
el crepúsculo de nuestras tardes,
ahora que a miseria huele la alcoba,
ahora que solo somos dos grandes memorias en desuso,
quién jalea la soledad
en nuestras cortinas cada instante.

Son ellos, han venido a cubrirse la cara
con nuestras dignidades. Ellos no merecen
que la mirada les alivie los ojos,
han perdido la cuenta de nosotros,
han atravesado los muros de nuestra decencia
para taparnos la boca con cero veinticinco sueños
y nos colocan a la puerta del abismo
a solo una voz de la muerte;
ya no somos referencia del honor,
nos han cambiado por números rentables.

¡Qué bien que nos olvidaran del todo
hasta en la siempre falaz hora de las promesas!

UN APORTACIÓN DE

Ramón Llanes

Poeta onubense

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En el momento de escribir este artículo de opinión aún resuenan los ecos de una efeméride tan emblemática como la del 12 de octubre. Las lecturas de lo que aconteció en tal fecha del año 1492 son diversas, como también los ángulos desde los cuales puede observarse. Me permito, en esta oportunidad, observar el hecho histórico desde una perspectiva quizás poco habitual, pero provechosa a los efectos del mensaje que pretendo construir y trasladar.

Viendo esa gesta como una empresa: tuvo un líder que asumió grandes riesgos y que no decayó pese a las enormes dificultades y fracasos previos; ese líder fue capaz de reunir en torno a si y a su proyecto quimérico a colaboradores que le siguieron y compartieron con él información relevante para el buen fin del mismo; fue apoyado y financiado por el poder del Estado gracias a que encontró a alguien que creyó en él e intercedió ante instancias influyentes: lo que hoy llamaríamos “networking”.

En suma: liderazgo, asunción de riesgos, complicidades, disponibilidad de información, red de influencias en las más altas esferas del poder. Estas circunstancias concurrieron aquí en aquellos años de finales del siglo XV. ¿Por qué si no fue elegido este lugar por D. Cristóbal Colón para intentar una aventura que no había encontrado eco en otros reinos? No fue casualidad.

Trasladándonos en el tiempo más de quinientos años, dar la vuelta a la situación económica de Huelva capital es el proyecto. Igual que D. Cristóbal buscaba abrir una nueva vía que conectara occidente con oriente, ahora hemos de encontrar una nueva vía para conectar el pasado y el presente con el futuro, reinventando una economía local en la que sus cimientos flaquean. Encontró (descubrió) algo que no buscaba, pero que en cualquier modo hizo cambiar el mundo; nosotros hemos de encontrar una nueva visión para la Huelva del siglo XXI que la haga cambiar profundamente: es tan necesario e importante como urgente. Ahí están las estadísticas de desempleo, nivel de renta, pobreza…

Para lograrlo, tomemos nota del hecho histórico y preguntémonos si se vuelven a reunir los ingredientes necesarios:

–              Liderazgo, que difícilmente puede ejercerse desde la división profunda de organizaciones políticas con vocación de gobierno y empresariales;

–              Asunción de riesgos, que no se toman más allá de cálculos electoralistas con la vista puesta en los próximos comicios;

–              Complicidades con la amplitud necesaria, que pasaría por compartir un proyecto de ciudad construido a partir de un proceso participativo abierto a la sociedad, sin confundir el todo con una parte o algunas de ellas, dando cabida en la mayor medida posible a las diversas sensibilidades e intereses;

–              Disponibilidad de información para alimentar este proceso, que difícilmente puede hacerse si los agentes del conocimiento y sus expertos no están íntimamente implicados en función de sus méritos y capacidades, sin sesgos de filias y fobias;

–              Influencia en las más altas esferas del poder, que se ve dificultada por la ausencia de peso político allí donde se toman las decisiones importantes (no es necesario, a estas alturas, recordar los tan traídos y llevados proyectos de inversión pendientes que revitalizarían la actividad económica local).

Aunque este panorama puede parecer desalentador, como observador de nuestra realidad percibo que algo está cambiando y puede alterarlo para bien: las bases sociales (preocupadas, inquietas, cansadas, desilusionadas, que reflexionan) se están organizando para elevar su voz. Quizás se ha llegado a un punto en que ya no es suficiente con una mejora del modo de gobernanza actual, sino que lo que se requiere es una manera de gobernar diferente: no tanto de arriba hacia abajo, sino de abajo hacia arriba. Esto pasa por la co-responsabilidad y por adoptar un rol más activo y menos conformista o complaciente como ciudadanos.

En otras palabras, abandonar el fatalismo, la pasividad y asumir que somos -en mayor medida de lo que solemos creer- depositarios de nuestro propio destino, pese a las resistencias que todo cambio profundo genera. El pensamiento único ha de dar paso a una visión más plural y rica, del mismo modo que la política como profesión ha de dar paso a una praxis de la misma como servicio temporal a la comunidad de que se forma parte.a dónde podemos llegar? ¿Es otra realidad posible? Debe serlo.

UN ARTÍCULO DE

Alfonso Vargas Sánchez

Catedrático de Organización de Empresas de la UHU

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Un libro escrito para aquellos que saben soñar y apuestan por la utopía.

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Reconocimiento y respeto, fraternidad y entrega

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El nenúfar que brota, saliendo a la superficie

El nenúfar que brota, saliendo a la superficie

El nenúfar que brota, saliendo a la superficie

La fórmula del Economato Resurgir, su paradigma, es un modelo de eficacia revestida de un componente formal que la hace doblemente efectiva: se consigue contribuir a satisfacer necesidades básicas para muchas familias pero se hace de tal forma que las personas que se benefician de su colaboración experimentan una propuesta de normalidad, en un contexto difícil donde parecía que el único recurso era la caridad entendida de la forma tradicional.

Salir a flote, resurgir es una coyuntura por la que todos hemos necesitado pasar en algún o algunos momentos de nuestra vida. Y esto ha sido preciso a partir o como consecuencia de naufragios emocionales -casi todo el mundo, aunque hayan podido ser ocasionales- y materiales -muchos- de mayor o menor intensidad. Respecto a estos últimos, la lluvia de esperanza que el economato Resurgir ha posibilitado durante casi dos décadas en Huelva, y sigue posibilitando, supone un aro salvavidas que permite el tránsito hacia la superficie, a la espera del advenimiento de tiempos mejores -que llegarán- para un increíble número de familias.

Y las iniciativas, las organizaciones no son otra cosa que personas. La gente que está detrás de Resurgir es nada más y nada menos que buena gente. Humanos con sus propias vidas y, sin duda, con sus propios problemas, que deciden no pasar de largo ante el sufrimiento ajeno. A Dios gracias hay mucha gente que participa y colabora en instituciones de ayuda al prójimo, pero esta de Resurgir es muy muy especial. La brillantez y eficacia del modelo, y su oportunidad en particular en estos últimos tiempos de crisis y desequilibrio en la distribución de la riqueza, hacen del economato una extraordinaria sorpresa en su origen y una fuente permanente de buenas noticias cada día.

Contribuir a mitigar las carencias respecto a necesidades básicas es un acto de justicia, y en torno a esta idea pivota la definición de Resurgir y el compromiso de sus voluntarios. El economato tiene la virtud de actuar coordinadamente en el fondo y en la forma. En el fondo porque consigue un resultado efectivo al propiciar que las familias puedan adquirir artículos básicos y cubrir esta parcela imprescindible para vivir; en la forma por que lo hace de una forma singular, porque configura unas instalaciones, unos lineales de productos, donde la pulcritud, la buena imagen, la comodidad… las buenas vibraciones, algo energético, se combinan con lo material.

La pirámide de las necesidades de Maslow, como teoría precursora de las de motivación humana, es cuestionada parcialmente en el ámbito científico porque se duda de la rigidez que supone considerar que solo se tiene un nivel de necesidades activadas en cada momento. Hay estudiosos que tampoco aceptan ese orden jerárquico de necesidades: fisiológicas, seguridad, afiliación, reconocimiento y autorrealización. En mi modesta opinión, cuando circunscribimos el análisis a los peldaños de las necesidades básicas, la idea de que la satisfacción de estas es imprescindible para considerar activadas las de orden superior me parece indiscutible.

Por eso es más difícil que nazcan las sonrisas si la angustia por que una familia tenga problemas de subsistencia nubla los pensamientos. La labor de Resurgir contribuye a recuperar esas sonrisas, muchas sonrisas, que suben a la superficie como los nenúfares que antes estaban semi sumergidos y cerrados en sí mismos. Cuando han superado ese nivel de la superficie brotan abriéndose a una belleza espectacular. Ese punto de partida, de salir a flote, que posibilita la existencia de Resurgir es una fuente de la que manan nuevos escenarios para aquellos que pueden padecer la durísima experiencia de carecer de recursos para algo tan justo como disponer de alimento y artículos domésticos básicos. Recuperar la sensación de dignidad -nunca se pierde en si misma- es una contribución de un valor incomparable por lo que todos debemos agradecer a la Providencia que exista Resurgir, y ayudar a que subsista en tan loable tarea.

UN ARTÍCULO DE

Ramón Fernández Beviá

Director de Huelva Buenas Noticias y Profesor de la Universidad de Huelva

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Superar la PIBadicción para generar empleos dignos

Muchas personas estamos ocupados en construir una economía que genere empleos dignos en nuestra sociedad. La pregunta que se nos hace con frecuencia es cómo podemos colaborar entre todos a que esto sea así y la respuesta no es fácil porque la economía, lo mismo que la realidad, es compleja y modificarla no es tarea sencilla.

Huelva capital: otro escenario económico debe ser posible

Trasladándonos en el tiempo más de quinientos años, dar la vuelta a la situación económica de Huelva capital es el proyecto. Igual que D. Cristóbal buscaba abrir una nueva vía que conectara occidente con oriente, ahora hemos de encontrar una nueva vía para conectar el pasado y el presente con el futuro.

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Entrevista con D. José Villaplana, Obispo de Huelva

Resurgir está siendo una iniciativa muy interesante e importante que especialmente en esta época de crisis está ayudando a muchísimas personas.
Hay que tomar ejemplo, y todas las entidades tenemos que ser conscientes de que el tema de la pobreza nos invita siempre a plantearnos nuevos retos y nuevas perspectivas porque es muy cambiante.

El problema de la posverdad

Hoy ya casi no podemos discernir lo que es cierto de los que no lo es, nuestra sociedad se ha hecho cada vez más artificial, más teatral, huidiza de la verdad, cuando no fingidora y farsante, en la que la hipocresía y los intereses ocultos dominan los actos de muchos.

Voluntarios de vida

Son seres que se escapan del concepto
manoseado de humanidad,
que algo más inmenso que la sangre
les riega la emoción.
Son nuestros santos héroes de cada día.

Quisimos crecer

Quisimos crecer
desde la consecuencia digna de la felicidad,
con el tono puesto en la vida.
Quisimos crecer los hombres
para que crecieran también los niños
y crecieran los árboles y los sueños.

editorial

La Tierra, la casa común – Editorial

Tiempos de cambioEstamos finalizando el año y es interesante reflexionar, de forma muy resumida, sobre...

Un mundo habitable para sensibles

Ayer se acercó Juan al basurero,
era su debut como pobre,
le dolieron las tripas
y vomitó en el contenedor
soltando la primera lágrima.

Monseñor Romero: el papa Francisco lo ha hecho santo

Aquel sacerdote, en principio neutral y amigo de los ricos, que hizo que los propios militares y oligarcas lo propusieran al Vaticano como obispo, se puso del lado de los pobres que clamaban justicia y vida ante un abismo de dolor y muerte.

El nenúfar que brota, saliendo a la superficie

La gente que está detrás de Resurgir es nada más y nada menos que buena gente. Humanos con sus propias vidas y, sin duda, con sus propios problemas, que deciden no pasar de largo ante el sufrimiento ajeno.

Entrevista con D. José Villaplana, Obispo de Huelva

Entrevista con D. José Villaplana, Obispo de Huelva

Entrevista con D. José Villaplana, Obispo de Huelva

Don José Vilaplana Blasco el 17 de Julio de 2006 fue nombrado por S.S. el Papa, Benedicto XVI Obispo de Huelva, sede de la que toma posesión el día 23 de septiembre de 2006. Según la Revista Infovaticano, “Soy el único obispo que no está licenciado”. Y es que, desde muy joven, José Vilaplana, fue llamado por sus superiores para caminar por los lugares más recónditos llevando el Evangelio. “Hoy, sigo siendo un cura de pueblo”.

Ha cumplido sus 73 años desde que naciera en Benimarfull, provincia de Alicante y archidiócesis de Valencia, el 5 de diciembre de 1944. Cursó estudios eclesiásticos en el seminario metropolitano de Valencia, recibiendo la ordenación sacerdotal el 25 de mayo de 1972. Realizó estudios de Teología Espiritual en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Tras su ordenación sacerdotal desarrolló su ministerio, de 1972 a 1974, como coadjutor en la parroquia Cristo Rey de Gandía (Valencia) y hasta 1980 fue Rector del Seminario menor de Játiva y Responsable del Instituto de BUP de la misma población.

Fue Vicario Episcopal de la zona de Alcoy-Onteniente y párroco de Penáguilla, Benifallim y Alcolecha entre 1981 y 1984. En 1984 fue párroco de San Mauro y San Francisco en Alcoy (Alicante).

El 20 de noviembre de 1984 fue nombrado obispo auxiliar de Valencia y recibió la ordenación episcopal el 27 de diciembre de ese mismo año. El 23 de agosto de 1991 fue trasladado a la sede episcopal de Santander y desde allí a Huelva.

-¿Cuál es, desde su posición como Pastor de esta Diócesis, la situación social de Huelva?

-Existe en la actualidad una perspectiva de Huelva que se está abriendo ahora en el mundo de la agricultura que parece que va a ser muy importante. En El Andévalo he visto unas transformaciones de terreno muy grande en el tema del arándano que puede crear mucho trabajo, y el turismo que parece que se está acentuando. A mí lo que más me preocupa en nuestra sociedad es esa capa social que realmente no está teniendo una promoción, me preocupa la familia y los barrios, están como estancados, me preocupa la creación de trabajo para los jóvenes. Son los tres acentos que más me preocupan.

-¿Cómo conjuga la Iglesia su Doctrina social con esta situación?

-Estamos intentando que La Doctrina Social de la Iglesia esté muy presente a través del Centro de Pastoral y de Espiritualidad. Este año ha venido una gran profesora de la DSI, la profesora María Teresa Compte Grau, de la Pontificia de Salamanca. Y también estamos intentando que, a través del Apostolado seglar, la DSI se vea que forma parte de la evangelización. Una afirmación muy importante del Papa San Juan Pablo es que la Doctrina Social de la Iglesia forma parte de la evangelización, lo que pasa es que es muy difícil unir la fe a la vida. En la mentalidad general la fe se tiende a reducir a un ámbito más privado como si no tuviera que ver con la realidad social. Pero desde un tiempo a esta parte sí se está poniendo el acento en que la DSI esté muy presente.

-Hábleme del conocimiento que tienen los cristianos de la Doctrina Social de la Iglesia.

-Es todavía una gran desconocida aunque hay sectores que se están introduciendo en ella. Hay instrumentos en la Iglesia que hay que subrayar, el “Youcat” (es una síntesis del Catecismo de la Iglesia Católica especialmente dirigido a los jóvenes, una explicación contemporánea de la fe católica) y el “Docat” (es una presentación popularizada pedagógicamente de la Doctrina Social de la Iglesia) que hay que seguir acercando mucho a las personas, porque están pensados para los jóvenes pero que son válidos para crear una nueva mentalidad. La Doctrina Social de Iglesia es una asignatura pendiente a la que hay que incorporar ahora el “Laudato si” del Papa Francisco (carta encíclica sobre el cuidado de la casa común), por lo tanto no es un bloque cerrado, está abierta y va incorporando las encíclicas de los Papas, lo que los Papas van en cada momento iluminando, las realidades sociales, que son muy cambiantes y que se hacen urgentes como la inmigración o la ecología y que merecen una reflexión sobre ellos.

-¿Llegan los mensajes del Papa a los cristianos de base?

-Desde que se emiten esos mensajes hasta que llegan a introducirse en todas las capas sociales del catolicismo cuesta mucho. Pero yo pienso que todas aquellas personas que vayan teniendo algún tipo de responsabilidad dentro de la Iglesia los tienen que conocer bien y deben tener esa sensibilidad incorporada.

-¿Cuál es el papel social de las entidades religiosas en general?

-Toda la reflexión y toda la acción que se está realizando a través de Caritas tiene una incidencia social importante y muy valorada, incluso por personas que no forman parte de la Iglesia. Es la cara más amable de la Iglesia en la sociedad y tiene reconocimiento.

-¿Y las Hermandades y Cofradías?

-Yo creo que se está haciendo un gran esfuerzo para hacer tomar conciencia de la famosa religiosidad popular que el Papa Francisco valora como un elemento cultural que forma parte de la identidad de un pueblo, pero que hay que convertirlo en una oportunidad para evangelizar, tanto para ahondar en las raíces cristianas como en la dimensión social de las Hermandades. Se está haciendo un buen trabajo y, en algunas ocasiones, tomando decisiones que se pueden medir en el crecimiento de que esa dimensión social no se puede perder. El paso que hay que dar es que la ayuda al necesitado requiere una reflexión y una coordinación que todavía tenemos que ir logrando. No se trata sólo de que una Hermandad haga cosas concretas, es la situación global la que nos está invitando a una reflexión conjunta y a sumar y coordinar todos los esfuerzos.

-¿Qué papel juega Resurgir en todo esto?

Resurgir está siendo una iniciativa muy interesante e importante que especialmente en esta época de crisis está ayudando a muchísimas personas y está siendo cauce que utilizan Parroquias y entidades de la Iglesia para encauzar el problema fundamental de la alimentación y las necesidades básicas.

Hay que tomar ejemplo, y todas las entidades tenemos que ser conscientes de que el tema de la pobreza nos invita siempre a plantearnos nuevos retos y nuevas perspectivas porque es muy cambiante. Yo creo que lo que más urge es armonizar todas las acciones de la Iglesia para que no incidamos en unos campos más que en otros. Tenemos que saber distribuirnos el trabajo de tal manera que la atención global a la personas sea lo más completa posible.

-¿El cristiano tiene la obligación de paliar esas necesidades? ¿Es mejor camino el de la formación?

-La ayuda al necesitado tiene que ser promocional, esa es la clave. El cristiano ayuda en una necesidad inmediata, pero el objetivo es que esa persona pueda prescindir de la ayuda que recibe. La clave tiene que buscar que esa persona se promocione. Un ejemplo es La Cooperativa “Jabones con corazón” que ha surgido de unas mujeres que iban a pedir ayuda y que en un momento determinado fueron capaces de producir y generar una pequeña empresa, una iniciativa que les ha ayudado a ser autosuficientes. El cristiano no puede quedarse siempre en ayudar de una manera inmediata, hay que ayudar para que la persona se promocione en todos los sentidos. Es decir la caridad tiene que ser también evangelizadora.

-¿Responsabilidad de la Iglesia?

La Iglesia no puede hacer todo. Nosotros tenemos que ayudar a las instituciones a que tomen conciencia de que cumplamos, todos, con nuestras responsabilidades. Pero hay una promoción personal que puede cambiar por trabajar aptitudes, es decir que la persona no tiene necesidad solo de unos alimentos o de unos productos de higiene. Hay que ayudarles a la autoestima, a que se valoren ellos mismos. La pobreza más preocupante no es la pobreza de carencia material, es la de la falta de recursos personales. Hay que estimular su propia fe. La responsabilidad es de todos.

-¿Qué papel juegan los medios de comunicación en esa formación necesaria?

-Cualquier oferta nuestra queda muy contrarrestada por la invasión de medios de comunicación. Cualquier persona ve mucha televisión y eso le crea una mentalidad determinada que le impermeabiliza para la propia formación. Es decir, que los valores y los esquemas vitales que se presentan ahí son de una bajeza extraordinaria. Hablamos de programas basura y programas donde no hay un respeto a la persona, a la intimidad. Y esto se exhibe y hay personas, a las que no culpabilizo, que ante una oferta de formación es mucho más cómodo dejarse influir por el morbo, que por algo que le ayude a promocionarse y a formarse.

-¿Tienen mucho que decir las Parroquias y las familias?

-La familia tiene un papel muy importante. Si me pregunta qué acción pastoral hay que priorizar hoy, pues seguro que una pastoral de la familia, en la que la familia, padres e hijos, puedan crecer juntos en los mismos criterios, porque si no, en una situación de desarme ante lo que entra en casa, hace que toda la familia acabe teniendo una determinada mentalidad. La familia tiene que saber crear un estilo propio, aunque sabemos que no es fácil y que no son solo fórmulas, para que padres e hijos crezcan juntos, que varias familias creen también un ambiente de grupo de familias.

-¿La historia de Resurgir?

-Una familia sola se siente muy desarmada; si una familia comparte con otras familias pues están más arropadas. El Papa Benedicto decía que la renovación de la sociedad iba a quedar en manos de minorías creativas. Y es verdad que no podemos hacer frente a veces a estos macro fenómenos de globalización, pero sí podemos crear unos ámbitos en los que se viva la vida cristiana con una cierta naturalidad, que se respire en cristiano.

-¿Qué desafíos y qué propuestas pueden ser consideradas como más urgentes?

Una muy importante es cómo plantear la iniciación cristiana, que nos da mucha batalla y mucha dificultad. Ahí tenemos una oportunidad importante. Todavía hay muchos miles de personas que nos presentan a sus hijos para bautizarles y para hacer la primera comunión, y hay que plantear cómo convertir esa costumbre en descubrir un significado que es una batalla que hace sufrir mucho a catequistas y sacerdotes. Es una batalla, pese a todo, que no podemos dejar de dar. Es decir, hay que procurar que estas personas descubran una propuesta de posible estilo de vida cristiana.

-¿Hay déficit de juventud en la Iglesia? ¿Cuál es su papel? ¿Hay solución?

-(Sonrisa) Ojalá la encontrásemos. El Papa ha convocado un Sínodo sobre la Juventud porque es un fenómeno que afecta a toda la iglesia en conjunto y no solo a la Iglesia, también al mundo de la cultura, al de la política, al de la familia… Plantea interrogantes a todas las instituciones. Todas se preguntan cómo se conecta con la juventud, la Iglesia también.

-¿Se conoce el motivo?

Los jóvenes han entrado en una época, en la que ellos ya están metidos, que es la digital, en la que los adultos tenemos que entrar, pero que ellos están dentro. Viven en un mundo en el que tienen 100 amigos virtuales pero no tienen ninguno real que les dé una palmada en la espalda. Lo que para nosotros, otras generaciones, ha sido muy importante, ellos no lo niegan, solo prescinden de ello. Una de las cosas que les decimos a los jóvenes es que se interroguen sobre dónde quieren ir para que únicamente no sean llevados. Están bombardeados de influencias externas. Conocemos, y por eso lo estudiamos, que los jóvenes se distancian de la Iglesia, incluso sin agresividad y sin una razón conocida, simplemente se separan y se centran en otras dinámicas. Por eso la Iglesia les presta una atención especial. Yo pienso que en lo que tenemos que ayudar es en que los jóvenes sean personas que -lo dice el Papa- que no “balconeen”, que desde su balcón se paren y no solo dejen la vida pasar, que sean protagonistas de su propia vida.

El mensaje que le podemos dejar es ese, preguntaos dónde queréis ir y no os dejéis llevar. Hay que ponerles delante de sus ojos la figura de Jesús para que se encariñen con Él y quieran conocerlo e ir con Él.

-¿Falta evangelización en la juventud?

-Sí, pero también falta encontrar los cauces adecuados para la evangelización de los jóvenes. Antes querían ir a un campamento, pero hoy no tienen ganas de eso, porque eso supone dejar las maquinas digitales en casa y desconectar de las cosas de casa. Hay que buscar los lenguajes y los modos para poder evangelizarlos. Cuando un joven acaba bachiller tiene que salir de su propio ámbito buscando el lugar donde pueda cursar estudios superiores, lo mismo que cuando estos acaban y deben encontrar el lugar de trabajo. Todavía no hemos encontrado los cauces para poder hacer lo que se hacía antes, ahora es difícil convocar a la juventud para determinadas cosas.

-¿Qué aporta la Iglesia a la crisis actual? ¿Debe intervenir en todos los problemas de los ciudadanos?

-La Iglesia es consciente de que no puede resolver todos los problemas, pero todo lo humano le interesa y todo lo humano le afecta. Todo lo que afecta a la persona, afecta a la Iglesia, pero es verdad que debe buscar los campos en los que deba intervenir. La intervención de la Iglesia en los tiempos de crisis es insustituible, lo dicen todas las instancias. Y cuando se dice Iglesia están incluidas todas las acciones sociales de la iglesia, también las de los seglares como Resurgir. En todos los campos de la vida social, en el de la pobreza, la sanidad, la juventud, en la de los colegios, en todos los campos, interviene la Iglesia en conjunto. Pienso que la Iglesia tiene una presencia social muy importante y esto no significa que se pueda dormir en los laureles. Todos los que formamos la Iglesia, los seglares también, tenemos que saber estar dentro del mundo al servicio de los que más lo necesitan, para anunciarles a Jesucristo y saber que esto nos lleva a un estilo de vida solidario en el que el otro tiene que importarnos. Aunque es cierto que no estamos en una época de éxitos, sí de intentos de fidelidad.

La Iglesia en España tiene muchos bautizados, pero el reto es que esos bautizados sean creyentes y se vinculen a la comunidad. Que no vivan una fe individualista sino comunitaria, y que desde su inserción en la comunidad, se aúne más la fe y la vida, como decíamos al principio. Ese es el reto.

-Los voluntarios son gente desinteresada y altruista pero necesitan alimentarse espiritualmente para coger fuerza y seguir aportando su trabajo en favor de los más necesitados. ¿Qué les diría a esos voluntarios, cómo los alimentaría?

-El alimento que yo daría es lo que la Iglesia llama el Kerigma y que el Papa Francisco ha formulado de una manera tan bonita, que toda persona de este mundo pueda escuchar, como dicho para él en particular, Dios te ama, Cristo ha dado la vida por ti, El Resucitado está a tu lado para liberarte, para animarte, para abrirte un camino de esperanza… Yo pienso que las personas necesitamos sentirnos amados por Dios, sentir que ante sus ojos tenemos tanto valor, y esto es lo que nos abre los ojos para valorar a las demás personas. Me siento tan amado por Dios que no puedo vivir sin que los demás descubran esta maravilla. Y eso nos lleva a comprender la vida y a dejar que la fe impregne nuestras relaciones e impregne nuestra sociedad.

UNA ENTREVISTA DE

Ernesto B. Seijas

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